Segundo concierto de esta semana en la que nos desquitábamos de 5 meses sin poder asistir a ningún concierto de Rock. Repetíamos en Boiro, repetíamos en A Pousada das Animas da Galiza Imaxinaria. Esta vez con una banda capaz de pasar del Blues o el Soul al Rock setentero, el Country o el Funk con suma facilidad derrochando calidad en cada nota y con una gran y personal voz, los vigueses The Soul Jackets.
 
Nuevamente distancia de seguridad entre mesas, gel y la obligatoria mascarilla que nos toca llevar en esta nueva 'normalidad' que nos ha tocado vivir este pandémico 2020 y adelante con los conciertos seguros, que, además, estaba patrocinado por la Xunta dentro de los conciertos del Xacobeo 21 (Al final de la crónica podéis ver el vídeo que grabaron del concierto completo).
 
Como quien no quiere la cosa con un gran juego de voces, arrancaron con Green Cookies, de su disco “Volume III” de 2017. Subieron el ritmo con la rockera Battered 'n' Bruised de su disco “Wood Mama”de 2012, y continuaron con fuerza con Keep On Fighting, un tema de su último trabajo,“Plastic Jail” de 2018, con un grandísimo momento instrumental de toda la banda en el que las guitarras de Guillermo y Jorge y el teclado de Xabier se cedían el protagonismo apoyados en la indiscutible contundencia del bajo de Jann y la batería de Mauro, inconmensurables todo el concierto.
 
Con el publico ya en el bolsillo, poco por las condiciones pero entregado, le llegó el turno a la rockera Where's My Money de su “Black Cotton Limited” de 2014 para pasar después a presentarnos nuevas canciones de la banda como la lenta pero intensa What Should We Change, con muchos tintes country, la setentera No Regrets o la funky Scratch My Back, imposible no mover los pies con ella.
 
 
La única versión de la noche fue la de Just Dropped in de Kenny Rogers que precedió a otro nuevo tema Writers, una canción con un alegre ritmo setentero que podría formar parte de la banda sonora de cualquier película de la época.
 
Pasado ya el ecuador del concierto y enfilando a la recta final le llegó el turno a la blusera Revolutionists con Toño mostrándonos su mejor faceta vocal, o al menos la más me gusta, y con toda la banda brillando al unisono.
 
Volvimos a mover los pies con Scraping The Bowl para después volver a regalarnos otro gran momento instrumental con la intensa Black Cotton, que enlazaron sin respiro con Turkey del Ep “Gunpowder Valley” de 2017.
 
Pero aun no había llegado el final, aunque se hicieron de rogar para volver a salir, aun quedaba sitio para un poco más. Así nos presentaron otro tema nuevo, Declaration of intentions, sonido setentero americano marca de la casa, para finalizar, ahora ya sí, con un tema de su último disco, la pegadiza Everybody Runs, otra con la que es imposible que no muevas los pies.
 
Gran final para una gran noche que nos bebimos como agua en el desierto tras este indeseado parón vírico que nos ha obligado a todos a cambiar nuestros hábitos de vida, saludables o no, y nos ha dejado sin música en directo por una larga temporada. Música a la que no quieren dejar volver a retomar su actividad a pesar de que lo vivido en estos dos conciertos en A Pousada demuestra que los conciertos en salas, con las medidas necesarias, pueden ser tan seguros como cualquier otra actividad que se desarrolle en locales cerrados.
 
Nos vemos en los conciertos, si nos dejan.