The Muggs
No dejan de sorprender estos tres individuos de Detroit, sacando otro disco de hard rock, a veces con pinceladas stoner, como la inicial y fuerte “Applecart blues”, con unas guitarras atronadoras y la voz de Danny Methric histérica. O con pinceladas más pop de influencia setentera como “Fat city”, una ELO pero sin barroquismo; es un tema que engancha en su primera escucha y que sería un single excelente. 
 
Pero si aún no han encontrado tu punto débil, con “Lighting cries” ya no tienes escusa para disfrutar de este grupo, con ese riff contagioso muy a lo Lenny Kravitz de su mejor época y ese ritmo candente durante todo el tema, con un Todd Glass muy compacto, y sobre otra buena labor en los coros de todos. Siguen el camino del rock de tintes setenteros con “Spit and gristle”, otro riff intenso y otra gran labor en la guitarra de Danny y en la batería de Todd.
 
Impresiona el arsenal de riffs aditivos que tienen, pues vuelven a la carga con “Roger. Over and out” y dejan patente que tienen un dominio exagerado del rock de los setenta, en este caso muy Led Zeppelin, con la batería de Todd cubriendo todo el espacio y pequeños destellos de sintetizadores a cargo del omnipresente Tony DeNardo, que hace de bajista utilizando su Fender Rhodes y de teclista.
 
Sigue la influencia zeppeliana con una canción acústica sin titular, un rock acústico que refresca la escucha del álbum y que recuerda mucho a la banda británica. Para “Blues for Mephistopheles” se adentran en la música profunda y pantanosa de Nueva Orleans, sonando todo muy añejo.
 
Para recargar batería nada mejor que “Tomorrows’ dream” de Black Sabbath, muy rockera y fuerte a la vez, con Danny muy bien en sus facetas, un Todd completísimo y Tony cubriendo bien las partes a pesar de no ser un bajo al uso. Desconcierta y a la vez se agradece un blues rock como “Straight up boogaloo”, muy clásico y limpio, reforzando la idea de que un grupo es bueno tocando lo que sea, y estos demuestran que el rock con fronteras no es rock; solo de guitarra incisivo y muy de la vieja escuela de los 50.
 
Como bonus tracks dos versiones que van hacer que enloquecer a los amantes de las guitarras, siendo “Rattlesnake shake” de Peter Green (Fleetwood Mac) la mejor parada con un tremendo solo de Danny que hay que quitarse el sobrero, la gorra o el peluquín, da igual, bestial en todo los sentidos.
 
La otra versión es la conocida “Yer blues” de los The Beatles, sonando algo más cruda que la original, pero manteniendo la misma interpretación desgarradora que hacía Lennon y con una mejor labor guitarrera, esto ya dentro de la visión personal del grupo.
 
El cierre es un speach. Buena portada, falta libreto. Buena producción.