Desde Nashville llegaban a Ourense The Tip. Bueno realmente venían de Valladolid a cerrar su gira española en la Ciudad de As Burgas. La verdad, si hace unos años me dicen que íbamos a poder disfrutar de bandas de este calibre en Ourense y, aun más, en el pequeño escenario del acogedor Café Auriense, no me lo habría creído.
 
Gracias a la gente de Lestrato desde hace un lustro venimos disfrutando de muchos conciertos de bandas que en otra época no hubiéramos ni soñado que se asomaran por aquí, salvo contadas excepciones gracias al Sr. Labra y su Rockclub. Su apuesta es siempre arriesgada y en lo que a Ourense se refiere aun más, ya que la asistencia de público a conciertos de Rock no es una de las virtudes de la ciudad. Por suerte esta noche de lunes “santo” no ocurrió así y hubo una bastante buena entrada en el Auriense.
 
A pesar de que los estadounidenses no son demasiado conocidos en nuestro país si parecieron levantar expectación en la ciudad sacando algunos rockeros de la comodidad de sus sofás y además lograr atraer también a gente de Cangas y Vigo para disfrutar de su concierto.
 
Los de Nashville en vez de dedicarse, como la mayoría de sus paisanos, a la música Country o al Folk les dio por tocar Rock y aquí los teníamos, presentándonos las canciones de su último disco “Sailor’s Grave”.
 
Su imagen y su música nos lleva, sin quererlo, a los 70/80 ya que su base musical es el Rock más crudo mezclando con la dosis adecuadas de Blues y Hard, mala leche y diversión, mucha diversión.
 
Así tras una intro, que bien podía haber servido de banda sonora al incendio que estaba teniendo lugar en esos momentos en el Notre Dame de París, comenzaba la Fiesta del cuarteto de Tennesse. Su puesta en escena es muy enérgica buscando al público desde la primera nota e interactuando continuamente con él, animándole a cantar, a dar palmas y buscando el contacto con las primeras filas.
 
 
Imposible no dejarse contagiar de su actitud y sobretodo no mover la cabeza con sus canciones. Temas de su segundo disco como Can you smell the Money, Struttin´ o Whiskey & Coke, su particular homenaje a Lemmy, y otros de su primer trabajo como Ride tonight o la magnífica, More, more, more que pudimos escuchar esta noche hacen mover los pies al más pintado. Si a eso le añadimos versiones de clásicos como una coreadísima Whole lotta Rosie de AC/DC tenemos todos los ingredientes de una pócima perfecta de Rock & Roll.
 
La banda disfruta de sus canciones y lo sabe trasmitir. Lo mismo su guitarra solista Myles Baker nos regala un solo en el que usa un vaso o un mechero como improvisado slide, lo mismo su cantante y guitarrista Benny Carl hace cantar al público como se marca un solo de armónica. Mientras, su batería Dixie Carl no para de regalarnos gestos cómplices y hacer malabares con las baquetas, detallazo regalarle casi al principio del show una de ellas al único niño que se acercó a la primera fila para verles. Tal vez por esa intensidad con la que viven sus compañeros el concierto su bajista Robby Bote parece quedar un poco más en segundo plano aunque sin desdecir nada a la actitud general de la banda.
 
El personal disfrutaba y les pidió otra hasta en dos ocasiones, no había que rogarles mucho tampoco, y la banda disfrutó mientras les coreaban el consabido “...oeoeoeoe...” que tanto agrada cantar al respetable.
 
Acabaron como viene siendo habitual en la mayoría de bandas que visitan el Auriense hablando con el público, sacándose fotos y firmando discos. Dando por rematada la velada tras la consabida foto finish Lestrato con la banda y el público en el escenario del Auriense.
 
Me gustó el gran directo de la banda y sobretodo la buena entrada en el Auriense. Nunca sabes cuando estas viendo a unos nuevos AC/DC o a unos Rolling por primera vez ¿Cuanto darías hoy por verlos en una sala como el Café Auriense? Pues eso, si no vienes a estos conciertos nunca podrás decir que tu les viste sudar la gota gorda a un metro de ti.