STEAK 2022

Tercer larga duración de estos ingleses, a los cuales les perdí algo la pista los últimos años (demasiada música para escuchar). Nos traen un disco que dará de que hablar. Se alejan del stoner que practicaban para abrazar nuevas texturas musicales. Así con el tema con el que abren, “Wolves”, notas esa evolución: Kippa con su voz melosa, Reece jugando con la reverb y las notas agudas de la melodía, el bajo de Cam saturado como una guitarra por momentos y la batería de Sammy más brillante, en una canción donde juegan con atmósferas, un medio tiempo enérgico que agitará las cabezas; gran tema.

“Dead meat” se abre hipnótico con ese riff y te hace convulsionar con ese despliegue groove, mezclando la voz principal distorsionada con coros del norte de África, todo sonando con fuerza y dando momentos de desenfreno catártico.

Le sigue el acertado single de presentación “Ancestors”, que se inicia con acústica y la voz clara de Kippa, arreglado con percusiones que van aumentando la intensidad, hasta la explosión de toda la banda en un fraseo muy melódico, con gran labor de Sammy en las diferentes intensidades, con la guitarra de Reece muy rockera, alejada de graves notas; de lo mejor del disco.

“Last days” inicia oscura, con un bajo de Cam profuso y una guitarra blusera de Reece, en un in crescendo que te atrapa, sobre todo por ese buen hacer de Kippa con su interpretación, un Jim Morrison o Ian Atsbury en pleno trance, dejando que el resto de la banda aporte la intensidad para sus devaneos vocales; otro gran tema.

Le sigue “Frequences” con esa larga entrada que nos recuerda a temas del space rock británico, con un rugir de los tambores y sonidos sintetizados a la espera del portentoso riff que abrasará los oídos, en contraposición de la voz clara de Kippa; luego un riff de bajo dará paso a una odisea de stoner espacial para agitar cabezas, con la batería de Sammy como gran director de orquesta, hasta despedirse como empezaron. Stoner rock con pinceladas desert destila “System”, riff clásico sin fisuras, destacando el estribillo y ese teclado final que lo hace muy pegadizo.

Llegan los más de ocho minutos de “Papas special custard”, una canción que se inicia con un bajo y batería absorbente, hasta ese riff preciso que eleva la canción a otro nivel; luego dejan espacio para las baquetas de Sammy y otro pasaje donde las voces de caverna de Kippa lo inundan todo junto con el bajo de Cam, para ir poco a poco hacia una danza chamánica de guitarra con destellos bluseros, elevando la intensidad hasta la explosión final. Cierran con “Mono”, rock pesado que se disfruta mucho por sus coros gospel femeninos que le dan otra dimensión a todo lo escuchado antes.

Portada normal. Producción muy buena. Para amantes del stoner menos tradicional y que buscan nuevas expresiones dentro de este estilo.     

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