La cita por antonomasia con el blues en nuestra comunidad tuvo lugar a principios del pasado mes de octubre en el acogedor Teatro Principal de Ourense, este año dedicado al irrepetible músico de Georgia, Ray Charles. No fue una edición más. El decano de los festivales gallegos cumplía veinte años durante los cuales, en los distintos escenarios en los que se ha venido desarrollado el evento, pudimos codearnos con lo más selecto del panorama blusero nacional e internacional. Siempre bajo el excelente gusto y la inmejorable dirección de su mentor: Alfonso Cito. Todo un lujo en el desangelado panorama cultural de la ciudad de las Burgas.

 
La jornada del viernes comenzó de la mano de la guitarrista extremeña ahora afincada en la capital, Susan Santos, quien en formato power-blues trío durante hora y media puso patas arriba un teatro con todo el papel vendido. La constancia y la disciplina, claves de su éxito, hacen de ella la intérprete femenina nacional más reconocida fuera de nuestras fronteras: European Blues Awards y L.A. Music Critics Awards. Ha compartido escenarios con Bonamassa o Joe Louis Walker, entre otros muchos. Susan desarrolló su carrera musical de manera autodidacta, siendo conquistada para la causa por el mítico Jorge Muñoz “El Maqui” quien con su añorado “Tren Tres” en RNE 3 removió lo necesario para que la joven dedicara su vida al noble arte de las seis cuerdas. Voz y guitarra poderosas en los temas más cercanos al bluesrock a la par que dulzura y equilibrio en la intimidad de los medios tiempos. Un verdadero placer para el oído y el espíritu. 
     
 
Se cerró el primer día del festival con quienes, si el evento tuviera carácter competitivo, serían con creces los ganadores de la presente edición: Thorbjon Risager and the Black Tornado. Banda nórdica, concretamente danesa, fundada en el 2003 que como todas las que provienen de las tierras septentrionales europeas poseen un envidiable nivel musical. Formados desde la escuela y curtidos en horas y horas de ensayo, supongo que condicionados por una meteorología adversa y largos períodos invernales sumidos en la penumbra, apostar a nórdicos es aposta a ganador.
Su frontman Thorbjon está bendecido con una voz poderosa, cruda, ideal para enlazar diversos estilos y que nos recuerda por momentos al mismísimo Ray Charles. Los Black Tornado no son el fruto de la acumulación de músicos para el lucimiento del solista de turno. Son una BANDA perfectamente engrasada, así con mayúsculas, en la que todos disfrutan de su “momento” y que suenan como un “todo” y... ¡cómo suenan! Perfección. Cool, blues, rock, soul, puesta en escena… música y diversión si, pero bien facturada. Reconocidos en todo el mundo y con el merito de haber tocado con lo más selecto del panorama internacional (Bonnie Raitt, Tedeschi Trucks Band, Buddy Guy, Robben Ford,...), con cada bolo no hacen más que acrecentar su fama y su número de incondicionales. Temas propios y versiones en una velada inolvidable que se posiciona entre aquellas de las que se seguirá hablando en las próximas (al menos) veinte ediciones. 
                                                                                                                                                                 
Llegó el segundo día del evento con un nuevo guiño del festival al género “hermano”, el jazz. Esta vez de la mano de la portentosa voz de la norteamericana afincada en Cataluña Tui Higgins, acompañada al piano por el leridano Xavier Monge. Su denominado Jazz Project , completado con saxo, percusión y contrabajo, nos ofreció su particular homenaje a Cecilia, una de las compositoras más peculiares del panorama nacional de los setenta quien tras cinco años de éxito vio truncada su carrera por un fatal accidente de circulación. La peculiar visión de los populares temas de la cantautora plasmados en un larga duración allá por el 2016 bajo el nombre “Cecilia Revisited”, fueron recreados en el Principal con las improvisaciones propias del género. Directa e íntima aproximación al público con peculiar puesta en escena por parte de la vocalista. Un gusto para los sentidos.
 
 
Le tocó cerrar el certamen a Jimmy Banatan and the Cocooners. El destino no quiso que me cruzara con la banda del polifacético vocalista hasta el día de autos, resultando el encuentro una gratísima sorpresa. Mis conocimientos sobre ellos no habían ido más allá de la visión de las esporádicas actuaciones en alguno de los escasos programas de televisión con música en directo. ¡Lo que me he estado perdiendo! Magnífico bolo con repertorio propio y alguna que otra versión. Temas redondos, perfectamente ejecutados por el potente trío que acompaña a Jimmy que me llevaron a disfrutar de la reposada audición, ya una vez en casa, de los cuatro discos publicados por Barnatan hasta el momento. El nivel vocal, su color y textura no dejan indiferente. Tal vez el hecho de haber vivido largos períodos de tiempo al otro lado del Atlántico contribuya a acentuar ese matiz de “negritud” que su voz rezuma tan necesario para el estilo que recrea. Además está su lado dramático, en el sentido interpretativo. Todo un showman. Su conexión con el público es total, directa, fresca. Sus dotes interpretativas dulcifican y acortan los tiempos entre canciones haciendo que el bolo se pase "demasiado rápido". Un intérprete y su banda a revindicar y a seguir.
 
 
Finalizó esta vigésima edición de nuestro festival de blues un año más con éxito de bandas y de público. Esperando cumplir, al menos, otros tantos pues como bien dice el tango:

“… sentir que es un soplo la vida
que veinte años no es nada…”
 
El año próximo: vigésimo primera edición. Seguro más y mejor...