Tocó quedarnos de este lado de la ría para, entre semana, disfrutar de los que posiblemente serán dos de los mejores bolos del presente año: los suecos Hellsingland Underground en la Fábrica de Chocolate y los americanos Marah en Masterclub.
Mientras en los 70’s Alfredo Landa al grito de: ¡Que vienen las suecas...! ponía a cien las anestesiadas libidos de nuestros ancestros, a día de hoy y dentro del establishment rockanrolero, el grito hace referencia a la calidad y al bien hacer de las hordas nórdicas que con frecuencia nos visitan (Téngase en cuenta que en los tiempos que corren el gentilicio sueca/o poco importa. ¡Para eso tenemos un Ministerio!).
Hacía menos de un año que Steve Vai y su banda nos visitaban por segunda vez y volvía a repetir en nuestra ciudad por tercera vez y en el mismo recinto, el Auditorio Mar de Vigo donde nos reunía a un nutrido grupo de fans que aunque no llenamos el Auditorio si le dimos el mismo calor que en las anteriores visitas en las que sí hizo lleno, en esta ocasión, también hay que decir que la fecha de Vigo era entre semana y en vacaciones de Semana Santa, que todo ayuda a la asistencia de público.
Desde el Outono Codax Festival “no tocábamos hueso” en lo que respecta a música en vivo y en directo. La sequía rockeril estaba servida y había que hacer check-in a la mínima oportunidad en que la oferta musical asomase la cabeza para cautivarnos.
Así, VilaBlues anunció, a principios de febrero, el concierto de LISA & THE LIPS que finalmente tuvo lugar el pasado viernes 31 de marzo, pasadas las 21:30h, en la sala Capitol de Santiago de Compostela y que, con estas líneas, intentaremos rememorar con un mínimo de justicia.
Pues me pasé por la sala La Room para disfrutar de un concierto internacional y aumentar así mi pedigrí, que eso de decir que ves a grupos de otros aledaños queda muy in y molón. Bromas aparte, la música no tiene fronteras e independientemente del idioma de sus letras es un lenguaje universal inmune a los efectos de la torre de Babel, la auténtica esencia de la ciudadanía del mundo. Tocaba asistir a la actuación de unas francesas de la Ciudad de la Luz, Lutecia Parisinorum, o sea París, la capital del vecino del piso de arriba según se mira en el mapamundi.
Bien saben Vuesas Mercedes de mi debilidad por el rockabilly, confieso ante este alto tribunal inquisitorial que soy un mestizo hereje del clásico rock and roll y del hard rock y de todo los confluyentes estilos que ello conlleva. Desviación ésta en la que no soy ni el más insigne ni el más circunspecto de los adoradores de la música que dan en llamar de Satanás. Soy un caso relapso de toda salvación, orgullosamente reacio a cualquier conversión que implique apartarme de estos ritmos y negar estas formas y maneras de vivir y sentir la música y aún la vida.
El último vuelo de Barón Rojo llena de vida la noche de un domingo frío, 4 de diciembre, en la Sala Capitol de Santiago de Compostela. Los hermanos De Castro, recién llegados de una exitosa gira por Sudamérica, repasaron, con el barón de la portada del Metalmorfosis como telón de fondo, en un show de más de dos horas, 40 años de carrera sembrando en el recuerdo de los allí presentes todos esos clásicos que despegaron con la publicación del icónico álbum Volumen Brutal, en 1982, y que convirtieron a esta banda en todo un referente del heavy y del rock español de los años 80.
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