Raro es el grupo que una vez confirmada su presencia en los escenarios habituales de la zona no pasa por los filtros previos del Spotify y del You Tube con mayor o menor empeño según los gustos personales y el “flechazo” a primera vista. Para la presente ocasión, tres más que aceptables discos (Jason Kane & the Jive, Hellacious Boogie y Soggy Noggin) y varios vídeos de Jason Kane con los Jive en directo, hacían presagiar un más que interesante bolo en su visita a Ourense.

La formación tejana que se sustenta sobre el joven Jason Kane Álvarez, guitarra y voz, quien junto a un bajo y una batería cambiantes en función de criterios que desconozco, se presentaban con un bagaje digno de tener en cuenta. Fuera de gira quedó el bajista fundador de la banda allá por el 2014, Nick Jive. Desconozco la razón.
Realmente no podía imaginar lo que estaba por llegar.

   

Llegó el martes con un Café Auriense casi lleno. El líder de la banda escoltado por un antagónico dúo: un histriónico bajista de color, descamisado, con pantalón cagado y zapatillas desemparejadas, junto a un discreto batería que momentos antes pasaba desapercibido entre el respetable cerveza en mano, se encaramaron al mítico tarimado de la escena ourensana. Fue sonar el primer acorde y las expresiones de asombro y aceptación no se borraron de las caras de los allí presentes hasta que la banda apagó los amplificadores. Menuda forma de tocar. Menuda forma de moverse. Menuda forma de conectar…

                                                          

Su estilo enérgico, esa combinación de una potentísima guitarra junto con una voz prodigiosa acompañadas por los ritmos pesados de batería y bajo, evocaban la atmósfera de los clubes de música en vivo de años pretéritos. Nos transportaron a la época en la que el rock n roll reinaba supremo, añorados setentas. Ritmos de bajo funk con patrones repetitivos y pegajosos con la batería enfatizando los tiempos débiles creando un groove infeccioso. Hard, blues, progresivo, … una fusión de estilos, de melodías pegadizas e innegable talento que se arropa con una puesta en escena arrolladora, contagiosa, llena de energía y que busca la interacción con el público y por supuesto la logra. Temas propios y versiones consiguieron que la primera tarde/noche de contacto con el público gallego se nos hiciera corta. Quedaron ganas de más y decidimos volver a verlos en una segunda jornada que resultó, si es posible, aún mejor que la primera.

Previo paso por A Coruña dándolo todo en la Mardigrass, llegaba el sábado para el tercer y último concierto de los tres de San Antonio en nuestra tierra. Esta vez en la Rebullón en Mos. Lestrato, tras el cierre de Salason, apuesta ahora por esta sala como punto neurálgico de promoción de bandas en la Ciudad Olívica, sin olvidar de programar al mismo tiempo en la añorada Cangas.
Menudo estreno…

 

Le tocó romper a la formación galaico-holandesa Jay & the Smoking Machines con la sala comenzando a llenarse. El trío que mezcla a la perfección influencias del rock n roll más clásico, con el swing, el country y el jazz, nos deleitó con un breve pero intenso bolo. Banda más que interesante y de recomendable seguimiento.

 

Con una sala ya llena, salieron los Jason kane & the Jive. Venían de un “xantar complicado”, cosas que pasan en Galicia cuando se extienden los manteles, y arrastraban casi un mes de bolos sin tregua, por lo que a algunos nos surgían las dudas sobre su estado de forma para la noche que se avecinaba. ¡Hombres de poca fe! Salieron como si del primer día de la gira se tratara, dándolo todo desde el primer momento. Profesionalidad y saber estar. Variación en el repertorio (en orden y temas), con repetición de versiones que volvieron a llevar al éxtasis al respetable: UFO, Rod Steward, Funkadelic,… Más metraje, más circo, más alcohol, más fiesta. Foto final con la banda y satisfacción generalizada de organizadores, banda y público. Sin lugar a dudas uno de los conciertos que quedarán en la memoria colectiva de la parroquia rockera autonómica.

Si vuelven por aquí (esperemos que sí), no pierdas la oportunidad de disfrutarlos. Aprovecha antes de que den el salto a la “división de honor” y tengas que ir a los “Madriles” para poder catarlos.

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