Como mandan los cánones, domingo nublado y lluvioso del mes de marzo en Santiago de Compostela lo cual no fue impedimento para que una marea de melenudos, llegados de todos los rincones galaicos, inundaran con su ardor y entusiasmo la sala Capitol de la capital gallega.

Por primera vez, nos visitaba GEOFF TATE, conocido por ser cantante, durante treinta años, del grupo americano QUEENSRYCHE.

Una banda a la que rastreé desde que su disco EMPIRE, primero, y un directo de OPERACION MINDCRIME, después, llegaran a mi estantería. Les sucedieron algún que otro disco pero, por mi parte, ya había hecho cumbre con los dos citados. Por devaneos personales del destino, unas veces, y cancelaciones por su parte, otras, pasaron más de veinte años sin que pudiera disfrutarlos en directo. Los dioses del rock no estaban de mi lado y, en 2012, Geoff, después de una convivencia muy convulsa, decide “partir peras” con todos sus compañeros e iniciar una carrera en solitario, sin desprenderse de su legado, centrando sus shows en temas de la banda de Seattle siendo éste su voz y compositor principal.

No dudé en comprar la entrada cuando un amigo me avisó por mensaje, apenas habían pasado unas horas de ponerlas a la venta, sin pensar en documentar nada al respecto para nuestra “Sancta Sanctorum” CANEDOROCK. Un latigazo me sacudió por dentro, a pesar de ser testigo, en esos instantes, de otro concierto en la ciudad de las burgas. Aún así busqué un rincón, entre la muchedumbre, para hacerme con una de las primeras entradas, a golpe de celular, y mandar algún mensaje al respecto a otros parroquianos que son esclavos del poderío vigoroso del hard/rock. Una sola idea me envolvió: disfrutar en directo de las composiciones musculosas y robustas de Queensrÿche. Así que, cuando me propusieron escribir, varios meses después, no lo dudé y aquí estamos. Con estas expectativas y una ilusión desbordante la sonrisa se convirtió en el santo y seña de la previa.

Abriendo las hostilidades nos encontramos con el proyecto de Josh Watts, IVORY LAKE. El que fuera baterista de Tate, en anteriores giras, se une ahora como telonero para calentar motores. Josh se ha afincado en nuestro país y con la complicada fórmula de unicamente una guitarra acústica y voz su cometido es rellenar el espacio reservado para dejarle una alfombra roja a Geoff. Nos fue dejando canciones dispares que en forma de sencillo va depositando en diferentes plataformas. “Monsters”, “Reckless Enough To Be Free”, “Cigarettes”, “July” o “My Little Flowers”, fueron algunas de las tonadas con las que nos deleitó el artista. Temas en onda pop, soul y R&B pero con una fuerza vocal babilónica son la bandera de Ivory Lake.

Pero vamos al lío, como no podía ser de otro modo, Geoff vino escoltado por un cuarteto de cuerda donde, tres guitarras, coronaban el escenario de la sala Capitol siendo éstas las protagonistas indiscutibles hasta que, nuestro amigo Geoff, abrió la boca. No hay muro de sonido que pueda con el chorro de voz que se gasta nuestro protagonista. Todos sabíamos de su potencial avalado por sus discos y videos en directo, pero los años pasan y surgen dudas de si ese registro donde medios, graves y agudos se ecualizarían como antaño.

Para sorpresa del que escribe, estas expectativas vocales, se cumplieron con creces y puedo aseverar que Geoff sigue siendo una de las mejores voces de heavy/hard que ha dado el estilo. Un superdotado de las cuerdas vocales que, sin vitaminarse ni mineralizarse, alcanza, de forma natural, cotas elevadas de calidad y de empatía cuyo resultado es el brote, en tu interior, de ese heavy metalero que esta oculto por la larga vida de R&R que uno atesora haciendo que vuelvan a renacer en ti las cuerdas de acero: similar a como el “Ave Fénix” renace de sus cenizas. ¡Bárbaro!

La pasión hace que me pierda entre líneas por lo que vamos con parte de su set list. Comenzó con el fulminante disco “Empire”, y el tema que le da título, resultando una gozadera que progresa con subidas, bajadas y cambios de sección que determinan el esperado lick o riff que viene a continuación. Le siguió, la hipnótica y contundente, “Desert Dance”, del disco “Tribe”, para continuar con el tintineo de unas campanillas que nos introducen de lleno en uno de sus mejores trabajos, “Promised Land”, con el tema “I am I”, donde la atmósfera que se genera se puede cortar con un cuchillo. “The Thin Line” me hizo volar, con su motivo guitarrero, que te perfora como un taladro a la vez que fue la disculpa para que Geoff sacase el saxo que brillaba en una esquina del escenario.

A estas alturas las tres guitarras funcionaban y se relacionaban a las mil maravillas a la vez que, el bajo y el zurdo batería, hacían el resto, confeccionando un estupendo trabajo, dando paso a uno de los momentos álgidos de la velada donde un teléfono suena en la sala para atizarnos con el enorme proyecto conceptual “Operation Mindcrime” siendo el tema elegido el que da título al disco. Ya no sabíamos donde meternos. La sangre y la pasión recorrían nuestras venas y entrañas, respectivamente, y, sin dejarnos coger aliento, nos fusilan con otro tema, de ese mismo disco, lo cual nos deja exhaustos: se trata de la pasional “Breaking The Silence”.

Nos encontramos más allá del meridiano del concierto y le toca el turno a su primera época, que la conforman sus tres primeros álbumes, donde su estilo se acercaba más al heavy metal europeo. Atraviesan el océano para apoderarse de referencias evidentes, como son las de Iron Maiden o Judas Priest. Con todo ese “power” sonaron “NM 156”, “Screamming in Digital”, “1986” y “Walk in the Shadows” donde puños y cuernos en todo lo alto fueron una constante.

La banda que acompaña al artista, para la ocasión, esta contratada para realizar esta gira europea y la verdad es que Geoff tiene ojo clínico para elegir, con gran acierto, a cada uno de los componentes ya que su técnica y ejecución fueron más que notables. El viejo zorro sabe lo que quiere, no hay duda, y si sale de gira es porque cumple de sobras con los requisitos para que en sus carteles de promoción figure la palabra “Queensrÿche”.

El apogeo llegó con una sección dedicada al aclamado disco “Empire” donde, las melódicas e irresistibles, “Another Rainny Night” y “Jet City Woman” nos inyectaron el veneno rockeril fusionándonos, definitivamente, con los músicos para seguidamente bajar revoluciones con la maravillosa balada “Silent Lucidity” que perfumó y acarició nuestras orejas.

Estamos en la recta final del show y Geoff nos tenía reservado un “speech” donde, entre otras cosas, quiso dejar claro que “Mi casa es el escenario” y, como buen ourensano, se me vino a la cabeza el tema SUAVEMi casa el R&R”. Ideales similares, de esta flora y fauna, que tienen los músicos cuya feliz misión es repartir alegría a otros especímenes. Y, como no, siendo poseedores de la llama progresiva, no falto un sincero homenaje a uno de los grupos más influyentes de la historia, PINK FLOYD, llevando a su terreno metalero “Welcome to the Machine”: ¡pelos como escarpias!. Finalizaron con el demoledor “Queen of the Reich” tema que sirvió como acicate para consolidar el nombre de esta gran banda.

Y sin nada más, y sin nada menos, fuimos testigos de una gran noche de hard/rock con tintes progresivos donde nos dejamos las gargantas y volvimos a nuestros orígenes. Geoff Tate sigue siendo valedor y, por derecho propio, poseedor del patrimonio de Queensrÿche.

 

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