Dicen que los deseos no siempre se cumplen, pero en ocasiones se presentan con chupa de cuero, gorra, pantalones vaqueros y unas guitarras eléctricas bien aprovechadas.
Así que en la noche del sábado 20 con John Dealer and the Coconut sobre el escenario del Auriense, cerrando los ojos y ayudado por las cervezas de rigor, se creó la ilusión perfecta: los riffs, la actitud, el furor garajero… todo apuntaba a Hellacopters.
Pero no, en lugar de estar en Estocolmo estábamos en Ourense y en lugar de desmelenados rubios suecos teníamos frente a nosotros a unos morenos vascos norteños. Por supuesto que no lo eran, pero esa noche lograron ese hermoso milagro de acercarnos durante un ratito a la banda de Nicke Andersson y cía.
Para los cuatro de Legazpi abrieron con solvencia los Honeytomb, banda coruñesa constituida por viejos conocidos del underground galaico, que con su buen hacer supieron elevar la temperatura de una sala fría de inicio debido a la baja asistencia de público. Hard rock potente y crudo con letras reivindicativas en el idioma de la pérfida Albión. Banda a seguir.
Centrémonos de nuevo en los guiputxis. No os equivoquéis, no son solamente una banda con claras influencias de los suecos de marras. Van muchísimo más allá. Diez años los contemplan. Una década en la que han ido evolucionando desde un sonido más crudo, primitivo, hacia un sonido más trabajado, más maduro. Beben del American High Energy. Se inspiran en aquellas bandas que en los setenta sintieron la necesidad de fusionar el garaje, el rhythm & blues y el soul con el hard rock más ruidoso y violento; pero sin dejar de empaparse en los riffs de Rory Gallagher o la tralla de los mismísimos Motorhead.
Canciones de alta intensidad perfectamente construidas y sólidamente ejecutadas. Gasolina y fuego.
Potentísima base rítmica con Andoni Domínguez al bajo e Iñaki Ormazábal aporreando la batería como si no hubiera un mañana. Noel Calvo al frente en la voz y la guitarra rítmica, personalidad y buen hacer. Solista de envergadura, Iñigo Caballero. Tocan sin fisuras. Lo dan todo: “rock n roll actitude”. El bolo se pasa en un instante y a todos nos quedan ganas de repetir. Ellos disfrutan y el buen rollo se contagia. El boca a boca hará que la próxima vez la sala presente una mejor entrada.
Sin lugar a dudas, John Dealer and the Coconuts son una banda imprescindible para abrir el próximo Azkena 2026. La verdad, no sé hacia donde ha estado mirando la organización para no dar una oportunidad a éstos chavalotes…