Sábado noche. Toca desplazamiento, esta vez a Cangas y aún impactados por lo vivido la noche anterior al otro lado de la ría.

 

Rompen el hielo los Grand Soul Band, banda de Santa Comba (A Coruña), que debutó en el 2015. Cuentan con tres discos en su haber, el último: “From here to eternity” (2018) entró en un montón de listas como “mejor disco del año” a nivel nacional.

 

A pesar de llevar tan solo dos meses juntos, la base rítmica acaba de incorporarse, suenan más que correctos. Influencias de lo más variado (Neil Young, Tom Petty, Monster Magnet, Alice in Chains, The Cult,…). Temas propios y versiones.

 

Contundentes. Banda a seguir de cerca…

 

Y tras el preceptivo trasteo del material sonoro, comenzaba el esperado show de los Shizophrenics Spacers.

 

Veinte años de carrera, veinte años de no parar y eso da para mucho. Han calentado el ambiente para Fishbone, Ian Hunter, Danko Jones, Drivin’ n Cryin’,… Pero no se han prodigado mucho por estas tierras, quiero imaginar que no precisamente por decisión propia. Resulta increíble que los promotores locales los hayan tenido fuera de los circuitos gallegos tanto tiempo. Esta era su segunda vez, la primera fue en La Fabrica de Chocolate en el 2009, hace la friolera de diez años . ¡Y yo me la perdí...! Imperdonable.

 

Sus discos, tanto los facturados con temas propios como los de versiones, son pequeñas joyas en las que hacen los honores a sus idolatradas fuentes de inspiración: Kiss, The Who, Van Halen, Thin Lizzy, Humple Pie… y sobre todo Alice Cooper. Se presentaban ahora para dar a conocer su última creación: “Now” (2019) grabado en los estudios “Guitar Town” de Hendrik Röver, en el que revindican el carpe díem, el “ahora”, frente al desconocido e imprevisible “mañana”.

 

 

Al lío: ¡Que complicado me resulta escribir sobre este bolo! Toda la verborrea recurrente que se me pasa por la cabeza no es suficiente para relatar con rigor lo vivido este sábado noche. Mis alabanzas no les harían nunca justicia. No hay palabras.¿Pasión, sudor, teatralidad, entrega total, diversión a raudales, tablas, voz extraordinaria, guitarra impactante, base rítmica mortal... ?

 

Bueno si: “ROCK N ROLL” (así, con mayúsculas).

 

Comenzó la noche con un “Desirable citizen” dejando claro desde el primer momento las intenciones de la banda, sonando con energía y con la perfección con que la sala nos tiene acostumbrados, con un Sergio Martos desatado, haciéndose dueño de las tablas. Una base rítmica de pegada contundente a cargo de Manuel Fernández al bajo y Jesus Tejada a la batería que fue desgranando temas nuevos (Sexual blackmail, Dealin’ with idiots, Tres chicas,…), temas de discos anteriores (Montpellier, Night’s squirrels, Hight Flames in the Heart of the city,...) y versiones varias ( Walking the dog, Won’t get fool again,..). El bolo acabó de la mano de Lone Star y MC5 con un Alberto Belmonte a la guitarra tal cual el mismísimo Fred “Sonic” Smith reencarnado...

 

Bolazo. Noche de diez para una de las mejores bandas de directo de este país. Deseando repetir cuanto antes. Ver a los Schizophrenics es una experiencia que nadie, independientemente del género musical que le satisfaga, debe perderse. Un espectáculo.

 

Como habitual del Azkena, aún no consigo explicarme como durante todos estos años una banda del nivel de los Schizophrenics no ha sido invitada a participar en ninguna edición. Esperemos que... “aquest any si”.

 

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