Tercer larga duración de estos suecos aficionados al hard rock melódico y al AOR. Abanderados por la poderosa voz de Stefan Blomqvist el inicio con la pegadiza “Dammed” ya te engancha en su primera escucha, hard rock clásico con estribillo pegadizo, muy buenos coros y ese riff mágico de Franco Santunione que te lleva a asentir con la cabeza.
Apuestan fuerte con el single “Without us”, tema que se adentran en el AOR de buena factura pero sin edulcorar, con ese estribillo melodioso y sobresaliendo las labores vocales de Stefan y Franco.
Es patente la influencia de Coverdale en Stefan, y en un tema como “Higher love” afloran sin remedio, ya bien sea por ese riff de la escuela Whitesnake o por esa base rítmica formada por Jan Emanuelsson al bajo y Robert Karaszi a la batería que emulan esa candencia que hizo famosa a la banda británica; estribillo pegadizo y coros muy logrados.
Aceleran con “Save the best”, una canción muy del estilo de los primeros Bon Jovi, pero con la personal voz de Stefan, buscando el justo equilibrio entre la energía y la melodía, con buen trabajo en las guitarras de Franco.
Regresan a terrenos del hard rock británico con uno de sus mejores temas, “Timeless child”, todo un decálogo de lo que se puede hacer bien en tres minutos y medio: groove por parte de Robert y Jan, riff y solo de guitarra dinámicos, estribillo pegadizo y juego de voces que realzan más su escucha.
Se abren hacia lo más clásico buscando en los inicios del hard rock británico en “Take me to the river”, donde se mezclan Thin Lizzy con Humble Pie, con Stefan rasgando algo sus cuerdas vocales, con ese riff de guitarra de Franco tan marcado de esa época, aportando un extra en los arreglos de las seis cuerdas, mientras se disfruta de ese estribillo y los coros, a la vez que Jan y Robert mantienen el groove a lo largo del tema.
Un blues como “Falling” continua esa influencia de las islas, con un estribillo y arreglos que suavizan la propuesta pero que dejan ese poso clásico; el solo de guitarra es un giño al icónico Gary Moore. Cierran con “Give it up”, otra vuelta al buen hard rock con melodía, con un estribillo de manual y ese sonido compacto tan famoso de finales de los ochenta, dejándote un muy buen sabor de boca.
Portada excelente. Producción muy buena. Es un disco que se disfruta mucho y que cualquier seguidor del hard rock clásico mucho más.