Viernes noche y Los Brazos repiten en Ourense.
 
Ganazas…
 
Más de dos años desde que la banda pisó nuestra ciudad por vez primera, en la ahora desaparecida Sala Berlín, dejando una muy buena impresión a los cuatro locos que disfrutamos con la presentación del que por entonces era su tercer trabajo: Gas.
 
La expectación entre la gente del “ambiente” durante la semana, hacía presagiar que la cita con Los Brazos sería la mejor de las maneras posibles para comenzar con buen pie el fin de semana. Y por supuesto William, Txemi y Koki no defraudaron.
 
El Auriense presentaba una buena entrada con un público de lo más variopinto: Nunca había visto a tanto papá con prole en la línea de fuego (bendita novedad) y tanto “cartón” reluciente en la retaguardia.
 
A las diez en punto de la noche, con la demora habitual del local, los del Bocho se subieron al escenario y comenzaron su descarga sónica, sin tregua. Por supuesto cayeron todos los temas que tenían que caer en esta su gira “Live Tour 2018”: desde el “mea culpa” de Have should I’ve done, a la eléctrica Cold, de la emotiva Magic, a la contundente Boogie, de la coral y festiva Not my Kind,... Pelotazos que hacen que la intensidad no baje y mantienen a los asistente pendientes de lo que se sucede sobre las tablas durante hora y tres cuartos.
 
Uno al final echó de menos alguna que otra versión de algún que otro clásico con los que la banda suele regalar al respetable. Y más aún sabiendo que al día siguiente por tierras del Morrazo salieron a pasear los Lynyrd y Tom Petty... En fin, no se puede tener todo.
 
Sin ninguna duda, Los Brazos son una banda para disfrutar sobre en vivo. Como instrumentistas, no seré yo quien en esta crónica descubra nada nuevo o ponga en duda sus excelentes facultades, todo lo contrario. Tampoco disertaré sobre la extraordinaria pegada de sus canciones y la facilidad que tienen para hacer un hit de cada tema que componen. En donde si voy a explayarme es en su saber estar sobre las tablas. ¡Qué entrega!¡Qué manera de sudar! Lo pasan bien y la peña empatiza con ellos. Desde el primer tema al último disfrutan y contagian al respetable con su energía y su entrega. Transmiten como pocos grupos del panorama nacional.
 
Pero amigo, ¿y cuándo se bajan del escenario?... ¡unos paisanos, oiga!. Afables y muy, muy buena gente.
 
En resumen, segundo gran concierto en nuestra ciudad de esta Santísima Trinidad que se asienta ya en los altares del rock patrio; y como no hay dos sin tres, esperando con ansia su retorno para presentarnos su nuevo disco (cocinándose ya) en una sala a rebosar como se merecen.

Larga vida a Los Brazos.