Nos encontramos, ya, en el ecuador de la treceava edición del festival OUTONO CÓDAX FESTIVAL que se celebra en la capital gallega. La semana que tenemos por delante se antoja llena de sorpresas, además de tratarse de un maratón musical ya que los siguientes cuatro días estarán repletos de música.

A golpe de miércoles, comenzaba esta vorágine de conciertos para los que debemos vitaminarnos y mineralizarnos adecuadamente para así llegar, con un poco de decencia, al final de este ejemplar festival que se posiciona como un referente nacional en lo que concierne a la música negra, en general, sin que sea ápice para que sus tentáculos alberguen otros géneros musicales.

En esta ocasión, nos trasladamos a la sala Riquela para deleitarnos con una propuesta acústica a cargo de la artista estadounidense KASSI VALAZZA. Con un espíritu independiente, y melena rubia al viento, su “outfit” nos recuerda a aspectos campestres, y primaverales, de su Arizona natal. Sumida en su particular melancolía que nos consoló, Kassi Valazza tomó su acústica, con “pedigree” Gibson, y como un mar en calma comenzó a susurrarnos al oído siendo cautivos de su hechizo desde el minuto uno.

Sus temas están tiznados de cierta tristeza y el desaliento pero, a la vez, se traducen en esperanza y sosiego concediendo al oyente una ducha de sensaciones llegando así a mimetizarnos con la psique de la artista. Valazza forma parte de la nueva hornada de cantautores del oeste americano sacándole músculo a la onda folk country y siendo alguno de sus referentes Townes Van Zandt, la carismática Joni Mitchell o el Neil Young más campero y rústico, sin obviar su particular viaje por el folk inglés que rememora en su relicario a gente como John Martin o Cat Stevens.

Cada palabra que utiliza Valazza tiene importancia en su catálogo siendo capaz de transmitir al público todos los sentimientos poéticos que se esconden dentro de su armario. Atmósferas cósmicas y vientos de sopla en la oreja acarician nuestras mejillas capturando una lírica y una pasión que brota de lo más profundo de su alma.

En 2019 saca su primer trabajo, “Dear Dead Days”, al que le siguió un EP titulado “Highway sounds” pero donde centra todo su vigor y buen hacer es en su LP recién editado, “Kassi Valazza Knows Nothing”, en el que nos sumerge en un dark country de amores y desamores.

Para la ocasión, se acompaña de músicos reputados de la escena de Portland que es donde reside actualmente. A los teclados tenemos a Tobias Berblinger que endulza el ambiente sin hacer aspavientos; además del guitarrista Lewi Longmire quien, sensacionalmente, hace los coros emparentándose, como el lápiz al papel, a la inflamada voz de Valazza. Pero donde verdaderamente nos sentimos embriagados es por su manejo de la steel guitar y por el vibrato que emerge de su telecaster, instrumentos que alterna, dependiendo de la tonada, aportando ese ángulo psicodélico de tonos sepia que redondean la mezcla.

Kassi no sobresale por su forma de tocar las seis cuerdas, su misión es otra: el instrumento sólo es un conducto para sacar todo su lenguaje bucólico, y plasmarlo encima de un escenario, expandiéndose para tocar la fibra sensible de todo aquel que pone los ojos sobre esta joven de Arizona. Su afinada y aterciopelada voz nos peina por dentro a la vez que nos hace llorar, sonreír, etc; en resumen, una exposición introspectiva de su visión vital cuya capacidad de transmisión con el auditorio no está al alcance de muchos artistas.

Sabia decisión, por parte de RAIÑA PRODUCTIONS, fue disponer de asientos para todos los asistentes y así elevar al cuadrado el gozo de este concierto, todo un acierto. Como dice uno de los organizadores, Riquela es una sala que nos permite, a los compostelanos, disfrutar de pequeñas perlas en un formato minimalista que tributa dispares vértices de los artistas que, en salas mayores, pasarían desapercibidos. No cabe duda, que, por estos lares, estamos de enhorabuena por ser testigos de este soberbio festival además de disponer de unas infraestructuras más que notables a su servicio.

Y lo dicho, no olviden vitaminarse y mineralizarse para todo lo que tenemos por delante.

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