Outono Codax Festival

Superado por la abrumadora oferta musical de fin de año y en pleno trasiego entre los Screamin Cheetah Wheelies’ en la capital y los Dirty Sound Magnet en la “sentenciada” Salason, me toca dar a conocer lo que en el pasado 24 de noviembre sucedió sobre las tablas de la Capitol dentro del Outono Códax Festival: Repetía la “nueva reina del rock & roll”: Nikki Hill con los The Bo Derek’s para romper el hielo…

¡Cómo para perdérselo! ¡Vaya si lo rompieron! Pusieron la sala patas arriba. No hizo falta que Oscar Avendaño prendiera fuego a su telecaster y retara a la de Carolina del Norte a lo Jerry Lee Lewis con un: “¡Supera ésto, si puedes...!” (omito el improperio racista). La Hill estuvo catando a los vigueses desde un lateral, en el foso, y debió de llevarse una más que agradable sorpresa pues a última hora podía vérsela por la sala entorchada con una camiseta con el diez sobre el pecho.

Aún que pueda parecer mentira, era la primera vez que las Bo Derek’s se subían a un escenario en la capital político-administrativa gallega dejando más que bien situada su candidatura a presidir el panorama musical, no solo autonómico sino nacional, del pub-rock patrio. Enérgicos, resolutivos, tonificantes, curativos,.. presentaron su último lp: “Porca Miseria” y nos dejaron temas de su ya clásico repertorio: “Fire Ball”, “Jueves en Hanoi”,”Como un Herpes”... Un placer para sudar sólo o en compañía, por la semana o en finde, por la tarde o por la noche,... mas siempre, eso si, bien hidratados como corresponde. Otro de esos bolos de los hermanos Lorre y Oscar de los que seguiremos hablando mientras la memoria nos lo permita.

Salió Nikki. Remangada hasta los codos como requería la ocasión. ¡Qué importancia adquieren los teloneros en los bolos cuando dejan el listón tan alto! Salió también el resto de la banda como si llevaran hora y media de show y volvieran a rematar la faena con el postrero par de temas en el éxtasis final. Arrancaron con “Oh my”, rock and roll acelerado que invita al público a participar en los coros y continuaron con “Get down, Crawl”. Los que nunca la habían disfrutado, a estas alturas, ya habían sido conquistados para la causa, los más fieles corroborábamos nuestros pronósticos y asentíamos con la cabeza cerrando los ojos ante los neófitos como diciendo: “¡Eh! ¡Qué te había dicho yo antes!
Realmente Nikki Hill no defrauda nunca. Esa fusión de blues, garaje, rock n roll y soul. Esa mezcla de seducción, dulce amenaza y energía ardiente. Esa comparación, que en algún sitio lo leí, con el irrepetible púgil Mohamed Alí por aquello de que flota como una mariposa pero pica como una avispa. Esos ramalazos de Otis Redding, James Brown, Little Richard y sobre todo de Wanda Jackson…. Transmiten una corriente de energía que ha de ser devuelta por el público para que el círculo se cierre y así la conexión sea total. En una entrevista la vocalista contestó sobre la necesidad de darlo todo entregándose al cien por cien cada noche: “el público podría elegir estar en cualquier otro lugar y ha elegido estar aquí con nosotros… a él me debo”.

        

Si además de tus dotes personales y tu entrega te haces acompañar por una banda de lujo con dos guitarras de escándalo, su esposo Matt compañero de aventura desde el inicio y la estratosférica Laura Chávez incorporada al grupo con posterioridad, junto con una extraordinaria base rítmica, con Nick Gaitan al bajo y Marty Dodson a la batería, ¿qué puede salir mal? Durante hora y media desgranando temas de sus tres discos para rematar con un apocalíptico “Have Love Will Travel” de los Sonics.

Bolo de los que hacen afición en la penúltima jornada de la posiblemente mejor edición del Outono Codax.

Chinchín!! Salud...

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