El 12 de marzo de 2020 vió la luz el segundo disco de Necrophiliac, otra de las míticas bandas del death español, titulado “No living man is innocent”, de la mano de Xtreem Records. Su origen está en Utrera (Sevilla), en 1988, año en el que grabaron su primara maqueta, “Endless death”, a la que seguirían 4 más hasta la edición de su primer disco en el año 1992, titulado “Chaopula – Citadel of mirrors”, todo un hito en nuestro país. Al año siguiente, se disolvieron.
En el año 2016 regresaron, aprovechando la edición de un doble CD con su disco debut y las maquetas, editado también por Xtreem Records, con el título de “Maze of forking paths”. Lo interesante es que siguen cuatro miembros de la formación original, a la que se unió Ramón, el bajista. El disco que nos ocupa fue grabado por Jesús Montilla en Wandering Studios y la portada fue creada por el artista Artem Grigoryev.
Este dúo canadiense presenta su segunda larga duración, un compendio exquisito de neo prog con pinceladas minimalistas y artilugios sonoros. Como muestra de esto último tenemos su inicial “Le’ Eau du Papineau”, sonidos de pájaros, sintetizadores oscuros y acústicas envejecidas junto percusiones naturales acompañando una voz encandiladora de Kenny Parry.
Una melodía de piano abre “Scarden valley”, con la voz de Kenny demostrando su versatilidad mientras el tema va cogiendo ritmo, siendo un medio tiempo bien estructurado y con gran carga melódica; Grant Mackenzie se luce en un solo de guitarra muy emotivo.
El 20 de diciembre de 2019, la banda de death metal, Hatred Inherit, autoedita su primer disco, con título homónimo. Hatred Inherit se formaron en el año 2012, en Botrop (Alemania) y, no será hasta el año 2016, cuando graben un EP promocional con cinco temas.
“Hatred Inherit” es un disco redondo en todos sus temas; aunque se mueven, básicamente, en un concepto clásico de death metal con toques actuales, sobre todo en la voz, también tienen influencias thrash y no se cortan en incluir varios tremmolo picking a lo largo del disco y riffs de guitarra disonantes. La sección rítmica suena impresionantemente bien, con la batería con cambios increibles y el sonido del bajo, protagonista en muchos momentos. La voz es inteligible y va cambiando a lo largo del disco, desde partes casi con voz normal hasta “growls” más oscuros.
Muy grata escucha de este trío finés que gustará mucho tanto a los amantes del prog como del rock melódico y del hard rock. Parece ser una mezcla difícil de empastar, pero creo que escuchando la instrumental que abre este magnífico álbum, “Intro”, te haces una idea clara de lo que abarcan: esas guitarras y teclado muy de los ochenta pero sin filtros, una batería y bajo redondos, con ese in crescendo pegadizo que te lleva a ritmos casi latinos y llegando a un riff muy rockero que se despide hasta la entrada de la siguiente pieza.
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