Galicia, mi tierra mágica y llena de ocultismo, abraza también el Stoner Doom con gran calidad y brillantez de la mano de este potente cuarteto.
Su monolítico inicio con “Aquarius” te deja absorto, primero por ese pesado riff a cargo de Gon.B y luego por esa brutal batería de Rust; mención aparte es la voz espacial de Beatriz Onix y del bajista Raposa!, que con maestría llena todo de sus notas mientras destripa solos su compañero a las seis cuerdas, en un tema muy bien estructurado con secciones más dinámicas y otras más doom, estirando hasta el infinito las saturaciones.
Esta banda sevillana ha sacado un disco que a los amantes del rock andaluz, el Stoner psicodélico y rock progresivo va a llamar mucho la atención. La intro “Ritual” con su enigmática ambientación repleta de sonidos tribales entremezclados con unos sintetizadores escuela Vangelis deja entrever su paleta sonora.
“Si algún día” se abre con el bajo de Gran Jefe y la voz de Chamán acompañados de las guitarras psicodélicas de Cazador y Explorador, con una primera parte más lenta y suave, y una segunda más pesada con las distorsiones y una batería de Guerrero más fuerte, con la voz de Chamán más enérgica y lastimosa a la par.
A los amantes de la guitarra instrumental este disco les va a cautivar por su belleza y técnica, y es que este norteamericano ha logrado conjugar en nueve canciones una paleta de sonidos muy familiares y técnicamente ecléticos. Su apertura con la rápida y melódica “Between two worlds” atrapa desde su inicio, con uso de la palanca en fraseos que le dan mayor dinamismo, armonías subliminales que acompañan a esa batería indomable y un gusto excelente en la ejecución.
Le sigue la lenta y bella “Emergence”, muy en la línea de Andy Timmons, con sonoridades complacientes, dejando espacio al piano y a una batería de Mike Marrone envolvente, haciendo de ese crescendo un oleaje de buenas sensaciones; una de sus mejores composiciones.
Afincados en Londres, esta banda compuesta por instrumentistas de diferentes países nos entrega, en su primera larga duración, una más que agradable propuesta musical enrocada en el Avant-garde y dark ambient, una especie de minimalismo sonoro de rock.
Con un riff de guitarra monolítico la intensa, ruda y larga “1.8 billion light year structure” nos captará paso a paso, con la batería de Jacopo Pierazzuoli manteniendo una constante expectación durante esta primera parte de la canción; en su intermedio la calma se apodera con el cello de Jo Quail, para luego una frondosa capa de sonoridades revitalice su composición, llegando a las experimentaciones del space rock y despidiendo el tema en una catarsis sonora.
El duo escocés formado por Andreas Jonsson (voces y guitarra) y Ruaraidh Sanachan (guitarra, bajo, teclados y percusión) regresan después de su aclamado álbum de debut ‘Occultation’ que tantas alegrías ha dado a los seguidores de rock progresivo setentero. También se han acompañado para esta grabación de sus colegas Joe Gallagher (guitarra), Martin ‘Eggy Beard’ McKenna (Violin), Sondre Berge Endegal (bajo) y Stuart Coleman (teclados).
Abre el disco con el que fue su single de presentación “Jocker’s dance”, tema directo y muy pegadizo, con un estribillo muy logrado y ese interludio intenso; rock clásico sin estridencias, con la voz de Andreas melosa pero fuerte, un bajo con presencia y una batería muy orgánica.
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