Reivindicamos la ópera prima que en el año 2018 editaron para el sello Sweet Grooves Records, el cuarteto asentado en Vigo, Antonio Cafre Y Los Traumáticos, titulada “No Sin Mi Chupa”. Con su anterior Ep, “De Vigo a Bangkok”, ya ponían sobre la mesa sus cartas ganadoras: rock,n,roll de alto voltaje, cantado en castellano y con esa esencia romántica – en el sentido estricto de la palabra – que conservan muchas de esas bandas que no suelen verse en muchos de los multitudinarios festivales de verano que presumen de “indies”.
Siempre he defendido que el rock,n,roll no debería de perder nunca su primigenio carácter festivo. Por encima de virtuosos tecnicismos instrumentales o soflamas políticas, creo que ya es suficiente con que mantenga en el oyente su poder de entretenimiento y evasión. Por eso, grupos como The Nude Party me resultan tan importantes. Porque van directos al grano; hacen de lo sencillo algo muy efectivo y no es poca cosa.
Los de Boone (Carolina del Norte), han regresado con el que es su tercer Lp y que está a la altura – si no lo supera – de su primera referencia discográfica de título homónimo, editada en el año 2018. Se titula “Rides On” y salió a la luz bajo el amparo del siempre fiable sello discográfico New West Records.
Desde el frío Lugo llega esta obra que calentará a más de uno con este hard rock con influencia de los ochenta y noventa, y al que habrá que seguir su evolución. Neizan a la voz y guitarra, José Ramón a la guitarra, Moreno al bajo y Tomi a la batería nos van a demostrar las buenas ideas que poseen.
Abren con “Flores de Abril”, riff pegadizo y muy buena progresión, con la voz grave y personal de Neizan cautivando, un bajo denso de Moreno y una más que brillante batería de Tomi, que dejando espacios engancha al oyente a la primera; acertado teclado final para darle mayor dinamismo en fade out que no me llega convencer.
Tercer larga duración de estos ingleses, a los cuales les perdí algo la pista los últimos años (demasiada música para escuchar). Nos traen un disco que dará de que hablar. Se alejan del stoner que practicaban para abrazar nuevas texturas musicales. Así con el tema con el que abren, “Wolves”, notas esa evolución: Kippa con su voz melosa, Reece jugando con la reverb y las notas agudas de la melodía, el bajo de Cam saturado como una guitarra por momentos y la batería de Sammy más brillante, en una canción donde juegan con atmósferas, un medio tiempo enérgico que agitará las cabezas; gran tema.
“Dead meat” se abre hipnótico con ese riff y te hace convulsionar con ese despliegue groove, mezclando la voz principal distorsionada con coros del norte de África, todo sonando con fuerza y dando momentos de desenfreno catártico.
Desde West Virginia (USA) nos llega este increíble guitarrista, el cual con su acústica no dejará indiferente a nadie. Algunos de sus temas ya tienen sus años, así que esta vez está acompañado de Sean Sydnor al bajo y de Chris Hudson a la batería, que nos entregan una obra que se disfruta mucho y sin tiempo para el aburrimiento.
Abren con “Torque” y esas ondulantes notas que pronto se convierten en un paseo por el funk rock alternativo (Incubus), eso sí, con los instrumentos acústicos como insignia; buena progresión de acordes que te engancha en su primera escucha, bajo hipnótico y una batería omnipresente, jugando con texturas inimaginables, dejando espacio para lucimiento de Sean.
Este dúo francés formado por Alexis Lustenberger y Kenza Laala nos presentan esta corta y bella obra, donde el prog de corte ambiental acapara todo en su escucha.
Abren con “Obedience”, su single de presentación, un tema lento pero que posee esa belleza que te cautiva: guitarras muy Gilmour del On an island, un bajo profundo y una batería simple pero muy detallista; la voz de Kenza es evocadora, fluyendo entre las estrofas y dejando ver esa influencia interpretativa a lo Anneke van Giersbergen.
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